Cuando el corazón no encuentra descanso

El Origen de Corazón Inquieto

Hay momentos en la vida en que el alma se queda en silencio. Un silencio que no es calma, sino peso. Un vacío que no se llena con nada: ni trabajo, ni amistades, ni distracciones. Es el eco de un corazón que grita por dentro: “¿Para qué todo esto?”

Así nació Corazón Inquieto.

En medio de la ansiedad, el desasosiego y las preguntas sin respuesta, este blog nace de una búsqueda sincera, de esas que duelen porque nos obligan a mirarnos al espejo y reconocer que algo no está bien, pero también que no queremos rendirnos.

Durante mucho tiempo intenté entenderlo todo con la cabeza, creía que la fe era solo rezar, que el amor de Dios debía sentirse todo el tiempo, y que si no lo sentía, algo estaba mal conmigo.

Hasta que un día, cansada de todo, le hablé a Dios sin adornos, sin fórmulas, sin miedo:

“Señor… si existes, ayúdame. Porque no puedo más.”

Y Él lo hizo.

No con truenos ni milagros espectaculares, sino con pequeñas luces en medio del caos:

  • Una lectura que consuela.

  • Una palabra en misa que parece escrita para mi.

  • Una paz inexplicable en medio del llanto.

Así comenzó mi camino de sanación.


Descubrí que no estaba sola, que mi corazón no era un error, sino una brújula.
Que esa inquietud constante no era castigo, sino el llamado de Dios a buscarlo más profundamente.

Si estás leyendo estas líneas, quizás también sientas que tu corazón está inquieto, cansado o confundido.

Quiero que sepas algo: no es el fin, es el comienzo.

Corazón Inquieto nace para:

  • Hablar de la fe con verdad, sin miedo a las preguntas.

  • Mirar los temas espirituales con luz y discernimiento.

  • Unir lo que el mundo separa: la fe, la razón y el amor.

Aquí no encontrarás respuestas rápidas. Vas a encontrar compañía en la búsqueda, palabras que te ayuden a orar, pensar, sentir y levantarte.

Porque todos tenemos un corazón inquieto y solo cuando se rinde ante Dios encuentra la paz que tanto busca.

Te invito a caminar conmigo en este proyecto: leer, cuestionar, orar, compartir.
Y sobre todo, a permitir que la gracia de Dios transforme la inquietud de tu corazón en un descanso lleno de paz.

Bienvenida a Corazón Inquieto.
Aquí empieza un viaje hacia dentro… y hacia Él.

“Nos hiciste, Señor, para ti, y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en ti”

San Agustín

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